El interés de Sam en Pumalín
Cuando Chile iba a firmar el tratado de libre comercio con Estados Unidos, el negociador por este último país, puso como última condición de negociación el que no se pusieran obstáculos a los intereses de los ciudadanos norteamericanos en nuestro país.
En ese momento el mecanismo de presión fue el mercado. Pero el trasfondo de poner como última condición de negociación el proyecto de Tompkins, puso en duda de algunos políticos de esos con visión de país. Cuál era el real interés del país del norte sobre el proyecto de Tompkins?.
No es difícil comprar a grupos ecologistas en Chile si se trata de financiarle de a poco sus iniciativas soñadas por décadas. A una Adriana que ni siendo Directora Ejecutiva de la CONAMA, pudo comprometer recursos públicos para comprar o expropiar 100 hectáreas para el Estado chileno, por razones estratégicas y soberanas. Pero con Tompkins y sus socios, hoy tiene un parque Yendegaia que le hace olvidar Alto Huemul, en donde las normativas sectoriales le han impedido desarrollar su mercado inmobiliario que aseguraban la sostenibilidad de ese negocio.
Para que hablar de Orrego, un mercenario que tenía cerradas las fuentes financieras al no ser capaz de entregar cuentas ordenadas de la campaña en el Alto Bío Bío.
Varias ONG´s han recibido financiamiento del sr. Tompkins o de quienes representa. Por ello es fácil levantar una campaña anti salmoneras, anti forestal, anti energéticas, anti carreteras, anti colonos depredadores de los intereses futuros de los ciudadanos del país del norte.
La argumentación anti represas es pobre. Lo que leo de esa campaña habla de afectar los intereses turísticos de inversionistas que han adquirido tierras prístinas y que verán afectada su rentabilidad esperada, producto de la contaminación con líneas de alta tensión a la vista. Entonces se trata de enterrar los cables?, de elaboración de un atlas del paisaje para diseñar el tendido buscando jamás afectar un paisaje impresionante vía evaluación ambiental estratégica?. De esa de la cual es experto el Sr. Rodrigo.
Pero el señor Rodrigo, tiene otro discurso. Ha señalado incluso que las represas ponen en riesgo de extinción al huemul, lo cual es de un nivel de ridiculez e ignorancia increíble. Las cuencas donde se ubican los huemules en nuestro país están perfectamente territorializados y no quedan muy cerca de las zonas a afectar. Tampoco es el efecto de la variación del microclima y la posibilidad de afectar las ballenas en peligro de extinción ubicadas aguas abajo, allá en el mar.
Otro argumento es no seguir fomentando la apropiación por parte de inversionistas extranjeros de recursos estratégicos de nuestro país.... mal argumento, pues nos hace mirar también al señor Tompkins y Rockefeller y otros varios que se han visto beneficiados de los programas de destinación para fines de conservación del ministerio de bienes nacionales, que principalmente fueron entregadas en la época en que el encargado de dichas destinaciones era el actual brazo derecho de Tompkins. Era fácil recibir una isla o cuencas completas a cambio de un proyecto de conservación que nadie conoce. Nadie!!!.
Cuando se habla de la afectación del paisaje con los proyectos públicos y privados diferentes a los intereses de los ciudadanos norteamericanos, podemos escudriñar en el concepto de paisaje, el de la comunidad europea por ejemplo y que lo asocia directamente a la construcción social del paisaje, que es parte de la identidad local y la historia. Es una construcción colectiva de los locales y donde la opinión de los afuerinos simplemente es la imposición de poder, de capital, de influencias.
Y en este sentido, si se trata de conservar los paisajes en patagonia, a quien preguntamos cuál es el paisaje que los identifica?. Si realmente el parque pumalín es identitario de su cuadro de vida?. Al parecer, para Tompkins, los colonos son como hormigas depredadoras, son un virus que se reproduce y devasta lo que encuentra.
Por qué no destapamos la olla acerca de los reales intereses de los ciudadanos del país del norte para aysén?.
Seamos los chilenos quienes decidamos si entregamos más tierras o si las preservamos para "nuestras" futuras generaciones. Hoy solo pueden asegurarse un pedazo de tierra quienes se deben al neoliberalismo y disponen de todo el dinero y bancos para asegurar sus verdaderos intereses de mediano plazo.
Por esa razón, creo que es absolutamente contradictoria la donación de TNC al estado. Especialmente de esa ONG, que se debe a las políticas del administrador de turno en el país del norte.
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