domingo, mayo 14, 2006

Adios Quechumalal, Adios vida mía.



Ayer Graciela, que cuida a los patambitos, me preguntaba dónde había nacido yo. Le conté que en el sur, de Los Angeles a la cordillera.

Ella me confidenció que ella era de Quechumalal, pueblo ubicado en las cercanías de Panguipulli.

Cuando niña vivía con sus padres allí, tenían galpones y animales, me decía. Pero para el gobierno militar le quitaron gran parte del campo a su padre. En las noches, a las 4 de la mañana llegaban a comprarle animales a bajo precio. Pero su padre decía que él no era ningún ladrón como para que le vinieran a comprar los animales a esa hora y menos por ese precio.

Esos hombres, me decía Graciela, le decían a su padre que si no se los vendía, se los quitarían igual... y así fue.

Graciela me contó que sus padres tuvieron que irse a vivir a Talca, pues un familiar tenía un aserradero en Constitución, donde los podría ocupar.

Al poco tiempo su madre no soportó más la pena y enfermó. Después decidió morir.

A esta hora de la noche, mirando la imagen satelital del lugar de Quechumalal, ubicado entre el lago Panguipulli y el Volcán Choshuenco, me di cuenta que la zona la conocí hace varios años atrás. Es una zona altamente turística, está llena de grandes latifundios ganaderos, entre ellos, el de un ex yerno de Pinochet que fuera uno de sus primeros ministros.

El paisaje es conmovedor. Naturaleza indómita hasta la llegada de los empresarios madereros de la zona de Neltume.

Graciela me decía que vivía en el sector la Isla.

A esta hora me imagino a la madre de Graciela dejando al Panguipulli, el río Enco, al volcán Choshuenco, su isla. Dejando atrás sus animales, sus galpones y sus gallineros.

En carreta, mirando sin querer hacia atrás, debe haber dicho: "Adios Quechumalal". Lugar al cual volvió cuando decidió morir.