Hace un tiempo atrás tuve la suerte de conocer la isla Robinson Crusoe.
Mis conversaciones con los guardaparques fue lejos el diagnóstico más lastimoso que pudiera haber para la biodiversidad de Chile y del continente americano en general.
Saber que cada cierto tiempo se pierden especies para la ciencia, que no exista conocimiento para rescatarlas, transplantarlas, reproducirlas, etc, es dramático.
Al menos entre 22 y 70 especies estarían en una condición de peligro crítico, solamente en lo que a flora se refiere. Eso quiere decir que les quedan menos de 10 ejemplares vivos. Y varias especies no tienen más de tres ejemplares y al menos 3 especies tienen sólo un ejemplar conocido.
De estas con pocos ejemplares, son escasas las que pueden estar libres de desbarrancarse o verse sepultadas por mora, murta o maqui. Especies invasoras.
Juan Fernández se está quemando poco a poco, no por el fuego, sino por las especies invasoras. Si bien se han hecho más conocidos los casos del conejo, coatí, gatos, la cantidad de malezas que ingresan año a año son enormes. No existe ningún tipo de control para el ingreso de frutas, verduras, semillas, bototos con marro y semillas, desde el continente.
Cada 15 días, que es cuando llega la mercadería del continente por barco, existe el riesgo de ingreso de nuevas especies, como pasó con la chaqueta amarilla hace unos 3 años supuestamente en una caja de frutas venido desde Valparaiso. Hoy la especie se ha dispersado por casi toda la isla Robinson Crusoe y hace festín de polluelos de picaflor, cachuditos, rayaditos y otras endémicas aves del archipiélago. Los coatis ecuatorianos, ingresados por un matrimonio alemán que necesitaba una mascota en el año 1950, hoy son plaga y se comen los huevos de fardelas (aves marinas endémicas), los conejos ingresados por corsarios ingleses y españoles los pisotean. Los zorzales, ingresados quizás por quién, dispersan la mora, murta y maqui por doquier. Los ratones y los gatos dejan a su merced al picaflor rojo. etc etc. Perros ingresados por la empresa Lasa (avioneta) atacan y matan a más de 100 crías de lobo marino de juan fernandez en unos pocos días.
Según averigué, en la isla Alejandro Selkirk los pasos serán los mismos. Cero control de ingreso de nuevas especies. Procesos incipientes de ingreso e invasión de la misma mora, maqui y murta. Que hace una década no existían en el área. La tendencia es la misma que en Robinsos.
Y todo esto ocurre a pesar de ser un Parque Nacional.
Existen variados estudios taxonómicos, diagnósticos y más diagnósticos de lo mismo, del desastre. Las acciones que se han desarrollado con fondos nacionales o internacionales no han sido lo eficaces que se necesita, y el incendio avanza.
Lo peor del tema es que además existe una cantidad de celos entre los investigadores, una competencia por quién publica más, por quién clasifica una nueva especie para la ciencia, cuál encuentra alguna de las especies declaradas como extintas, como si fueran funereros, haciéndose famosos a costa de la tragedia. Quizás cuánto material genético existe en el extranjero. Quizás cuántas plantas que se creen extintas no lo están del todo. Quizás cuánto gringo loco se ha llevado el último ejemplar de alguna especie endémica, así como otros coleccionan moais de isla de pascua.
El verdadero tesoro de Juán Fernandez está sobre tierra y no bajo ella. Se llama biodiversidad. Al revés del tesoro de los piratas por lo que se conoce la isla en el último tiempo, y que espera a ser descubierto, la biodiverisdad es el tesoro que espera a extinguirse mientras los espectadores clasifican sus especies y publican al respecto.