miércoles, mayo 07, 2008

Despierta el Chaitén, despierta el Osorno y el Villarrica



Hoy despertó el volcán Chaitén. Algunas autoridades plantean que el pueblo de Chaitén debe trasladarse. Lo planteaba el ministro del interior desde su casa en Calbuco.

Los colonos son un costo alto por su pobreza. Son inviables para las políticas agrícolas. Y se sienten más argentinos que chilenos. Increparon a la presidenta, cuando ella les pedía que se aplaudieran por su capacidad de organización magnífica.



Cuando erupcione el volcán Calbuco, el ministro abandonará su casa de verano?. ¿Por qué no?.




Cuando erupciones el volcán Villarrica, quedarán inundados los intereses inmobiliarios del mismo ministro del interior, los del senador Diez y el diputado Meza, ubicados en la ladera sur del Volcán.

Hace unos años atrás, cuando se elaboraban los planes regionales de desarrollo urbano y territorial, así como los planes intercomunales, se incluyó como factor de análisis el riesgo natural. Se tendría en consideración los riesgos de derrumbes, erupciones volcánicas y de tsunamis en la planificación urbana y donde podían desarrollarse y no los planes inmobiliarios.

Lógicamente que la ladera sur del volcán Villarrica ameritaba una regulación estricta a la instalación de pueblos o loteos. Sin embargo los técnicos del MINVU, Conama, Sernageomin y Conaf que proponían eso, fueron acallados y trasladados de funciones. Había una influencia hasta para cambiar a los directores o directoras regionales de esos organismos si era necesario.



Si bien las imágenes de los ríos de lava que bajan hacia los predios de los señores políticos ... es evidente, sus abogados lo negaban.

Recientemente el Sernageomin sacó el Boletín Nº17 que establece estrictas regulaciones a la construcción en el lugar. Veamos cuánto duran.

País de ¿desastres?



En esta delgada faja de tierra que es Chile estamos acostumbrados a los embates? de la naturaleza. Si no es la sequía del verano, son las heladas de otoño o las inundaciones del invierno, y cuando se olvidan estas aparece un terremoto en el norte o erupciona un volcán en el sur.

Nuestra personalidad o identidad claramente debe estar condicionada a estos avatares de la natura.

Los personeros de la oficina de emergencia están en permanente alerta y avidez por entrar en estado de guerra, recibir de esa manera los recursos adicionales y nerviosos que no les llegan para planificar, están preparados para reaccionar.

Los soldados tienen la oportunidad de actuar en estado de guerra.

Los coigues y los notros no se quejan de las catástrofes. Saben que su existencia depende de ellas. Son especies colonizadoras e intolerantes a la sombra. Son las pioneras que llegan a instalarse allí donde las condiciones de estabilidad facilitaban el establecimiento de las tolerantes.

Nuestra biodiversidad depende de estos avatares. La fertilidad de los suelos se debe en gran medida por la evolución de cenizas volcánicas hasta transformarse en el trumao.

Me comentan que los jóvenes biólogos de la Conama están ávidos por hacer algo. Ponerse bototos e ir a rescatar algo. Por último los perritos y gatitos que los colonos dejan abandonados. Algunos plantean llevárselos al SNASPE.

La tv nacional muestra cómo la tv internacional muestra esta noticia que hace famoso a este país.

Tompkins se soba las manos nuevamente. Se expulsan más colonos y sin moverse de su escritorio.

La patagonia deshabitada por unas décadas. Los precios de la tierra bajan. Se mueren los animales domésticos. Difícil de recuperar por familias pobres. El agua contaminada.

Los ecologistas financiados por Tompkins y Rockefeller analizan estratégicamente esta noticia o evento, para argumentar con más fuerza la necesidad de no instalar represas en Aysén.

Pero surgirán nuevas amenazas para ellos. En la medida que hayan políticos con cojones y mirada estratégica de país, debe haber un par aún, decidirán que el camino por pumalín se construye si o si. Y que el puente que atraviese el canal de chacao también.

Frente a eso, técnicos más inteligentes aún, debieran hacer sus aportes para evitar los impactos de la fragmentación generada por el camino.