La vuelta a la sandía
Desde mi separación, la duración de un minuto de tiempo pasó a ser algo relativo. Los minutos y días de no estar con mis hijos comenzaron a parecer larguísimos e interminables. En contraste, los días y minutos juntos, pasaron a ser demasiado breves.
Los momentos en que los iba a buscar al jardín infantil y colegio para dejarlos en su casa, duraban solo 5 minutos en auto. Pero descubrimos que caminando podíamos estar juntos entre 15 y 19 minutos más.
La diferencia entre el 15 y el 19, era si dábamos una vuelta a la manzana antes de llegar a la puerta de la casa.
En cada vuelta adicional a la manzana servía para descubrir y comentar los comportamientos de los perros, de las hormigas que trepaban los árboles, las diferentes asperezas de las cortezas, colectar hojas de diferentes colores, entre otros. Y como no, el juego de quien no pisaba las líneas de la vereda.
Hoy vivo en otra ciudad, intento a toda costa/o mantener la duración de minutos, horas y días con ellos. Pero ahora las vueltas a la manzana no bastan. Mis hijos me exigen dar una larga "VUELTA A LA SANDÍA!!!".
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