Colombia: El día de la biodiversidad
Hace unos años tuve la suerte de poder conocer algunos lugares hermosos de Colombia.
Si bien era época de atentados y retenes de la guerrilla en la carretera, mis anfitriones se las arreglaron para hacer parecer que nada de eso ocurría y que todo seguía funcionando normal.
Era la época de Mokus, un alcalde de Bogotá muy innovador y endémico. Un sábado antes había prohibido que hombres y mujeres juntos los fines de semana. El sábado correspondía a los hombres y a la siguiente semana correspondía a las mujeres. La justificación, que cuando se juntaban la violencia aparecía.
El taxista que me retiró del aeropuerto resultó ser muy simpático, me fue a buscar junto a su señora, y como los guías turísticos eran caros para el dinero que yo llevaba tenía, le pregunté si le interesaba llevarme a los lugares que yo le pidiera guiado por la Lonely Planet y yo le pagaba el combustible y el ponía el precio. Era mucho más barato que las otras opciones. Visitamos algo así como las minas de Sipaquirá; unas lagunas donde supuestamente habían enormes tesoros de oro y un cerro en Bogotá que no recuerdo su nombre.
Al dia siguiente apareció el taxista junto a su hijo y su señora. Mi sorpresa era que no era la misma señora del día anterior. Al día siguiente recorrimos las minas de sal, comimos gallina a la orilla de la carretera y unas tortillas de maiz (arepas?,tampoco recuerdo los nombres). Todo muy sabroso.
Otro día me llevaron a conocer Villa de Leyba.Una localidad ubicada a unas 3 horas al norte de Bogotá. Antes hubo que averiguar si habían retenes en la carretera pues la guerrilla acostumbraba asaltar buses o autos para verificar qué tan importantes eran los que iban dentro. Y un chileno posiblemente podría ser interesante, pensaba yo.
Pero por suerte no pasó nada en el viaje. Conocí los lugares donde se desarrollaron las más importantes batallas por la independencia de Colombia.
Villa de Leyba, es una de las localidades más hermosas que he conocido en mi vida. Construcciones de estilo colonial. Una feria todos los domingos donde llegan los agricultores a ofrecer sus productos a los turistas. Mi hijo aún tiene una manta de allí.
Lo que más me gustó de Villa de Leyva fue saber de su día de la biodiversidad. Una vez al año el Instituto Alexander Von Humboldt organiza un día de campo junto a estudiantes y niños, pero acompañados por connotados científicos del país y del mismo instituto. Los niños salen al campo y selva junto a ornitólogos, entomólogos, botánicos, biólogos, etc.
Se relacionan. El científico baja a tierra para enseñar y el niño con la oportunidad de conocer a un Dios hombre.
Si cuando yo era niño hubiera conocido a un científico así, lo más qe seguro que hubiera querido estudiar para ser lo mismo cuando adulto. Esas experiencias quedan grabadas con fuego en la mente de un niño.
Experiencias como esa, valen la pena de ser imitadas en nuestro Chile Central.
Y para que decir de las medidas de Mokus, algunas de ellas también serían dignas de imitar.
Ojalá algún día vuelva a tomarme unos tinticos por allá.
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